La Tarta Tatin de manzana es un delicioso postre francés que ha capturado los corazones de los amantes de los dulces en todo el mundo. Con su caramelo dorado y su base de masa crujiente, esta tarta es un ejemplo perfecto de cómo la simplicidad y la técnica pueden transformar ingredientes comunes en una obra maestra culinaria.
Lo fascinante de la Tarta Tatin es su historia única y su método de preparación invertido. Cuenta la leyenda que este postre nació por accidente en el Hotel Tatin, cuando una de las hermanas Tatin dejó caer las manzanas en caramelo en la sartén y decidió cubrirlas con masa y hornearlas. El resultado fue tan delicioso que el error se convirtió en una receta clásica.
Además, la Tarta Tatin es un postre que destaca por su balance perfecto entre lo dulce y lo ácido. Las manzanas, preferiblemente variedades firmes y ligeramente ácidas como Granny Smith o Golden, se cocinan en un caramelo de mantequilla y azúcar hasta que estén tiernas y bien caramelizadas. La masa, ya sea crujiente o hojaldrada, proporciona el contraste ideal a la suavidad y dulzura de las manzanas.
Si te gustan los hojaldres de manzana de toda la vida, prepárate porque esto es otra liga. Está receta es muchísimo más jugosa, y aunque a priori puede no parecer muy bonita, su belleza está en el interior. Es bastante sencilla de hacer y, con ella, tu éxito está asegurado.
Ponemos la mantequilla al fuego con 2/3 del azúcar. Añadimos las manzanas a trozos y el resto del azúcar por encima a fuego lento.
Estiramos el hojaldre encima y rematamos los laterales. Horneamos 30 minutos a 180ºC
Como se os ocurra preparar una salsa de vainilla, al más puro estilo crumble de manzana, no nos hacemos responsables de lo bueno que puede estar.