El pollo al horno es un plato que despierta emociones en todo el mundo. Desde su aroma tentador mientras se cocina, hasta su sabor jugoso y sabroso, este plato sencillo pero elegante tiene un lugar especial en la gastronomía global. ¿Qué es lo que hace que el pollo al horno sea tan especial?
Primero, está la versatilidad. El pollo al horno puede ser tan simple o elaborado como desees. Puedes marinarlo con hierbas frescas y especias exóticas, rellenarlo con una mezcla de arroz y frutos secos, o simplemente aderezarlo con limón y ajo. Las posibilidades son infinitas y siempre deliciosas.
Segundo, su aroma inconfundible. Pocas cosas despiertan el apetito como el olor de un pollo dorado y crujiente saliendo del horno. Este perfume reconfortante llena la casa y hace que todos alrededor esperen ansiosamente el momento de sentarse a la mesa.
Además, no podemos olvidar lo saludable que puede ser el pollo al horno. Si se cocina adecuadamente, es una excelente fuente de proteínas magras y puede adaptarse fácilmente a una variedad de dietas, desde paleo hasta mediterránea.
Este plato me recuerda a los fines de semana, cuando nos reunimos todos, preparamos una gran fuente de patatas, tarros de alioli y unos buenos pollos al horno. Son de estos platos que hacen familia, y por eso nos encanta.
Quitar el hueso trasero a los cuartos y partirlos en dos, muslo y contramuslo. Salpimentar y poner en una fuente para horno con la zanahoria no muy fina y los ajos.
Hornear a 200ºC durante 45 minutos, y a media cocción poner el vino blanco.
Con las sobras del pollo (si hay) se pueden preparar croquetas, ensaladas, sopa con pollo desmenuzado, fajitas...¡así que haz de más!